miércoles, 6 de febrero de 2013


- Si lo entiendo bien, está diciendo que cualquiera que tenga dos dedos de frente debe ser suicida. 
- Sí.
- ¿No es una broma?
- No, no es una broma.
- Si la gente pudiera ver el mundo como es, ver sus vidas como son, sin sueños ni iluciones  no tendrían una razón para no querer morir cuanto antes. No creo en dios ¿no lo comprende? Mire a su alrededor, ¿no lo ve? el clamor y bullicio de los atormentados debe ser el más bello sonido a sus oídos. Y detesto estas discusiones. El argumento del aldeano ateo cuya pasión es revelarse interminablemente contra algo cuya existencia negó siempre. Su hermandad es un dolor y nada más, si ese dolor fuera colectivo y no reiterativo, su peso arrastraría al mundo de los muros del universo y lo lanzaría despedazándose en llamas, atravez de la noche que sea capaz de engendrar hasta que no quedara nada, ni siquiera cenizas. Y hermandad.
¿Justicia? ¿Vida eterna? Por dios, hombre! 
Muéstreme una religión que te prepare para la nada, para la muerte. Podría unirme a ella. 
La suya les prepara solo para más vida. Para sueños, luciones y mentiras. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario