viernes, 15 de febrero de 2013
Heridas y dolores profundos que nos marcaron, nos cambiaron, nos resintieron.
Estamos ciegos, enceguecidos por egoísmos, no podemos ver más allá, ni siquiera podemos ver lo que pasa al lado.
Perdimos la capacidad de sentir, de la amistad, del amor… Tan concentrados en nosotros mismos y nuestros problemas que no podemos ver que somos nosotros mismos los que nos estamos lastimando, produciéndonos heridas unos a otros.
Solo dos consejos: Mantenernos firmes, no quebrarnos y abrir los ojos, antes que las heridas sean demasiado profundas.
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